martes, 8 de junio de 2010

Una guía rápida de lo que encontrarás en este blog



LA EDAD DE ORO DE LAS SERIES
Introducción
1. El por qué de tantos minutos televisivos engullidos



Desarrollo:
 Made in Spain



2. Gigantes y cabezudos: las productoras. El punto de partida
3. Breve historia de la programación española
4. Collejas, médicos y una de barrio: 7 Vidas
5. Collejas, médicos y una de barrio: Aida
6. Collejas, médicos y una de barrio: Hospital Central
7. Network
8. Convulsión en los medios

 

Made in USA

9. A la sombra de las grandes series americanas
10. El gran fenómeno de los últimos seis años: Perdidos

Conclusiones:

La opinión de los expertos. Entrevista a dos bandas

11. La actriz Arantxa de Juan y su compañero Pablo Viña
nos hablan sobre su experiencia
y sobre el panorama actual español

12. Conclusiones y comentarios añadidos


El por qué de tantos minutos televisivos engullidos

La imagen incide tanto en la existencia que llega a resultar más real que la existencia misma . Por eso quizás nuestra sociedad no haga más que engullir minutos televisivos, olvidando y perdiendo así parte de la existencia propia.
Vemos la televisión porque tenemos miedo, porque tenemos ansiedad, porque no tenemos dinero para hacer otra cosa, porque nos aburrimos, porque estamos frustrados, en definitiva, para huir de los problemas.

La televisión entra en el hogar, de forma simple, cómoda y barata, el gesto de conectarla al llegar a casa se convierte en un acto casi reflejo.
La imagen capta la atención poniendo en juego todos los sentidos, dócilmente entregados a la percepción de lo que se les está ofreciendo.

En cuanto a números, la diferenciación de la televisión frente a otros medios es clara. Domina el primer puesto en nuestro país, marcada por dos puntos álgidos en 1997 y 2004. En los últimos años el porcentaje de penetración ha ido cayendo desde este segundo punto (2004.-90.7%) a la actualidad (2009.- 88.5%) .

La televisión es vista al día por casi el 35% de la población española . No es de extrañar, por tanto, que las cadenas se peleen cada día por obtener el mayor share posible. Todo lo que se emite se hace realidad y tendencia en el mismo momento de ser expuesto al gran público. Esto explica los fenómenos fans tan agudizados con ciertos realitys en los últimos años, algunas formas de vestir y sobre todo la identificación de la población con los estereotipos televisivos.


Hablamos de un medio muy eficaz, pero hay que tener en cuenta, que esto representa un arma de doble filo. Los españoles pasamos al día una media de 229 minutos frente al televisor. Todo aquel que se dedique a la realización de este medio debería de ser lo suficientemente sensato como para asumir la responsabilidad de lo que puedan llegar a sentir y pensar millones de personas expuestas a sus propias ideas. El problema comienza cuando esto no es así, y lo único que se busca es un producto bonito, llamativo y que genere oleadas de expectación en cada minuto de emisión.

Si bien es verdad, que la televisión como cualquier otro medio es generador de opinión. Debe exigir al público también ciertas dosis de sentido común. La sensatez debe ser compartida.

Gran parte de los 227 minutos de media que ven los espectadores al día, está ocupado por series. Lo bueno de las series televisivas es que interrumpen las emociones, en el sentido en que uno de sus elementos fundamentales consiste en dejar en suspenso al espectador durante un cierto tiempo (puede ser un día, puede ser una semana, dependiendo de la programación que se haga), de tal forma que la serie tiene que conseguir que ese espacio de tiempo esté cubierto por las expectativas, por el suspense que genere esta. Lo cual tiene que nacer de una especial habilidad de su estructura narrativa. Las series de televisión se sustentan en que esa emoción se interrumpa, en que se abra esa suspensión. Y además se adecuan en su formato, como ningún otro medio, al lenguaje y la estructura televisivos.

Este medio tiene sus propias características como cada medio, sus propios formatos, sus propios productos, pero entre todos ellos son las series las que cumplen mejor el requisito de ser una creación idónea y específica de la televisión. Hablamos de emociones en un sentido muy amplio.

Las series con todos los precedentes que queramos (desde los folletines decimonónicos hasta los seriales de radio como precedente más directo y cercano a las series televisivas), han sido las que han creado realmente la televisión como espacio autónomo de expresión, como manera propia de desarrollarse narrativa y estructuralmente porque suponen lo más cercado al discurso televisivo. Los motivos, por tanto, de esta identificación serie/televisión, son lingüísticos y estructurales.
Las series en general son el tipo de programación que más abunda en el flujo televisivo, precisamente porque responden a dos características básicas, un lenguaje clásico y la posibilidad de un discurso publicitario que vaya insertado dentro de las interrupciones que toda serie contiene en el interior de cada capítulo, y evidentemente, entre capítulo y capítulo.

López Pumarejo añade un carácter sociológico y más anecdótico a esta afirmación, según el cual la serie y la telenovela procesan la existencia humana de manera que resulte más accesible y, a su vez, menos comprometedora que en la vida cotidiana: la ventana de fisgoneo al vecino pierde importancia, sobre todo e la sociedades industrializadas, frente al televisor: lícita ventana de cotilleo a un vecindario electrónico. En otras palabras, que todos somos unos cotillas, todos somos unos “voyeurs”. Antes teníamos que fisgar a través de las ventanas a nuestros vecinos y ahora las telenovelas, las series, la ficción, nos traen esas mismas vivencias de estos sin el peligro de que nos descubra, viendo libremente la ficción televisiva.

Sin embargo, cuando se habla de la palabra “serie” se encubre bajo este término una auténtica jungla de conceptos que conviene clarificar. En estos casos lo mejor es utilizar el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el cuál señala como definición: “conjunto de cosas relacionadas entre sí y que se suceden unas a otras”. Hay que tener claro por tanto que la idea de repetición, de continuidad y de coherencia es básica. Hay una subdiferenciación. Serie se puede entender como lo que tradicionalmente se llamaba telefilme (estructura narrativa fija que se repite cada episodio con un protagonista y lugares comunes. La narración inicia y acaba su trama en el episodio. Admite, sin embargo, variaciones que se mueven entre la miniserie y el serial).

Se puede hablar también de comedias de situación . Son comedias generalmente grabadas en estudio y habitualmente de menos duración. Es un modelo narrativo que gira en torno a cuatro o cinco espacios escénicos estables, con tramas que concluyen en cada entrega. Un decorado, los personajes que se repiten y una situación que es la que define el contenido de cada capítulo.

Un Serial o telenovela sería una producción de dilatado número de entregas, en que la narración abierta se prolonga a lo largo de los episodios y mantiene diversas acciones que se pueden complicar ilimitadamente . Se trata de un relato continuado, de tal forma que a lo larga de muchísimo tiempo se va viendo la evolución de determinados personajes con unas historias paralelas a lo largo de él.

Por último, se puede hablar del concepto de miniserie, muchas veces utilizado falsamente como serie en general, que es un concepto moderno que se acuña a partir de los años setenta, donde una dilatada narración se divide en diversas entregas. Un factor importante en estas, es el relativo a ese número de episodios. Serían como largas películas fragmentadas por las necesidades del flujo televisivo.

Hay otras derivaciones como el spin-off(al que nos referiremos posteriormente en este trabajo). Concepto que es elaborado a partir de determinados personajes menores de una serie que por su popularidad generan una serie propia. Es el caso de la famosa Aída en nuestro país (proveniente de la éxitosa 7 vidas), o la de Joey en EE.UU (spin-off del famoso personaje de Friends).

viernes, 28 de mayo de 2010

GIGANTES Y CABEZUDOS: las productoras. El punto de partida.

Como bien decíamos antes, la industria nacional de ficción conoce actualmente en España un éxito sin precedentes. Series y seriales ocupan las mejores franjas horarias en las parrillas de programación y son seguidos por una audiencia fiel y numerosa. Sin embargo, y pese a que la inversión en estos formatos se ha duplicado en los cinco últimos años, el sector de la producción soporta serias debilidades derivadas de su extrema dependencia de las cadenas.

La gran audiencia de la que han disfrutado en los últimos años las series de ficción nacionales en España ha permitido la estructuración de un tejido industrial sin precedentes. La re-regulación del mapa audiovisual europeo, con la ruptura del monopolio público en la televisión, ha traído la proliferación de canales y con ellos la búsqueda competitiva de nuevas fórmulas de éxito en todos los géneros, pero sobre todo en ficción e información.

En sentido estricto, la producción independiente no existe en España. Ello se debe a que las productoras no trabajan motu propio para luego vender sus productos a los canales de televisión, sino que son estos últimos los que financian la casi totalidad de la producción. Esta fórmula se asemeja a la producción propia, aunque la verdadera producción propia sería la que realizan las televisiones con sus propios medios técnicos, es decir, con el personal y las infraestructuras de la casa . La llamada "producción independiente" no es más que un encargo que hacen los canales a las productoras privadas, que no asumen ningún riesgo y obtienen un beneficio industrial estipulado contractualmente entre ambas partes antes de conocer el resultado final. Es decir, estamos ante una producción delegada o financiada, pero nunca verdaderamente independiente.

El punto de partida del éxito masivo de las series de ficción en nuestro país se puede situar en 1991. A partir de esa fecha se produce una tendencia alcista en términos de audiencia que todavía, pese a ciertos signos de agotamiento, sigue vigente. Una progresiva profesionalización de los equipos artístico y técnico, el saber hacer de algunos empresarios, una gestión y un marketing adecuados, el ajuste entre oferta y demanda, la llegada de nuevos formatos televisivos, unos costes moderados, una fuerte competencia que obliga a no bajar la guardia y la salida a los mercados internacionales (tanto con la exportación directa del producto como con la venta de su formato) son algunos de los factores sobre los que se asientan los buenos resultados de la ficción española en televisión.

No obstante, pese a que la inversión en series y seriales de ficción se he duplicado en los cinco últimos años, en el sector de la producción se dan serias debilidades. Fundamentalmente, estas se derivan de un sistema de financiación que otorga casi todo el poder a las cadenas: estas imponen sus términos y se quedan con el Copyright de lo que producen. Las productoras terminan descapitalizadas, con bajos ratios de liquidez y escasas rentabilidades brutas en sus la ventas. Se convierten así en presas fáciles para grupos con liquidez.

Tras varios años de ausencia, el renacer de las series de ficción españolas se produce con el éxito de Farmacia de Guardia en Antena 3. De esta serie, que se estrenó en 1991 y finalizó en diciembre de 1995, se rodaron 169 episodios, el último de los cuales fue visto por unos 11,5 millones de telespectadores. Debido a la fuerte interdependencia oligopolística existente entre las cadenas nacionales y una evidente demanda por parte del público, muy pronto todas las emisoras situaron series de ficción en el horario de máxima audiencia.

El auge de la ficción nacional sorprende por su velocidad. Si en la temporada 1991-92 sólo había un episodio de una serie de ficción entre los 50 programas más vistos, en la de 1994-95 ya se contabilizaban 30 capítulos. La tendencia alcista se consolida durante 1996-97, cuando 37 episodios de diversas series nacionales logran copar puestos en ese ranking. La tendencia en la actualidad es muy parecida.
La mayoría de las series se programan a las diez de la noche, de lunes a jueves, con una duración media de una hora, a la que hay que sumar cerca de 30 minutos de publicidad. Esta larga duración de las series responde, entre otros factores, a la progresiva conexión de los telespectadores a las mismas a medida que pasan los minutos, lo que genera una curva ascendente de audiencia que hay que rentabilizar en términos publicitarios, y al deseo de superar en tiempo a la serie rival y provocar un trasvase de espectadores a los que se intentará fidelizar para futuros episodios.
En cuanto al ciclo de vida del producto, hay que afirmar que la ficción para televisión tiene un ciclo de consumo bastante rápido. Normalmente, las series de ficción españolas apenas se reponen y sus ingresos por ventas en los mercados internacionales son casi anecdóticos. Sólo Italia y Portugal han importado varios formatos para adaptarlo y su idiosincrasia (ejemplo de esto es Los Serrano). La fuerte competencia entre los canales de televisión que luchan por la audiencia con series de ficción, fundamentalmente en prime time, ha saturado el mercado y ha reforzado sin duda la rapidez del ciclo de vida del producto. La homogeneidad de formatos y de temáticas ahonda más aun su carácter perecedero.

No existe un modelo sobre la amortización de las series de ficción españolas. Normalmente, las series tienen un ciclo de vida que depende de los pases por pantalla. Existen los siguientes tipos de series según su amortización:

- Aquéllas que se amortizan en el primer pase publicitario, con una audiencia media de 4,5 millones de telespectadores, con un coste medio de 57 millones de pesetas por capítulo, de al menos una hora de duración y con una emisión de publicidad de casi media hora.
- Las que alcanzan una audiencia media de tres millones de espectadores en el primer pase, con un coste medio de 40 millones de pesetas, y que necesitan de un segundo y tercer pases para ser amortizadas.
- Las que desaparecen de la parrilla de programación tras la emisión de 4 ó 5 capítulos porque su share es inferior a la media de la cadena. Éstas nunca se amortizan, pero no se pierde mucho dinero porque se para el rodaje y la cadena sólo paga hasta lo rodado.

En términos generales, el negocio de la producción de series es rentable por el momento, tanto para las cadenas como para las productoras asociadas. Los fracasos son numerosos, pero las pérdidas tampoco son cuantiosas. Las series que se amortizan o incluso generan beneficios son unas cinco por temporada.

El sector de la producción, conformado por las empresas que trabajan por encargo para los canales de televisión, tiene limitado su beneficio industrial en torno al 15 por ciento del presupuesto de producción de los programas. Cuando tienen un éxito, las empresas normalmente pueden negociar una mayor participación en la futura explotación del Copyright. De forma esquemática se puede decir que las productoras están supeditadas a las decisiones que tomen las cadenas, pero compensan esta dependencia mediante una estructura muy ágil y de bajo riesgo económico.

Las 78 productoras independientes facturaron 40.000 millones de pesetas en 1998. Quince empresas realizaron el 67 por ciento del tiempo total (8.926 horas) de emisión de producción independiente en la temporada 1997-98. Solamente diez de ellas producen series de ficción para los canales nacionales. La producción de ficción supuso en dicha temporada alrededor de 23.000 millones de pesetas. Esta partida engloba la inversión en producción de series y seriales de ficción, que se corresponde con las 509 y 564 horas de series y seriales emitidas en la temporada. En el sector de producción se pueden distinguir cuatro grupos claramente diferenciados):

1. El 64,1 por ciento de las productoras produce solamente un programa, normalmente para los canales autonómicos. Estas empresas no producen ficción en términos generales.
2. El 16,6 por ciento de las empresas llegan a producir dos programas.
3. El 11,5 por ciento de las productoras realizan al año entre 3 y 4 programas.
4. El 7,6 por ciento producen 57 programas diferentes, es decir, el 35 por ciento del total.

Los costes de entrada para nuevas empresas en el mercado de la producción son bastante elevados, ya que los canales de televisión tienden a trabajar con aquellas que han demostrado su capacidad de éxito. Las barreras de entrada que han fijado la decena de empresas que producen las series de ficción son considerables, aunque lógicamente los competidores potenciales tienen algunas oportunidades. Estas barreras se levantan inexorablemente por las siguientes razones:
En lo que respecta a la producción externa, tal y como hemos señalado, las televisiones han optado por recurrir a la llamada producción delegada o financiada, donde la cadena sufraga la totalidad del presupuesto de la serie o serial y entrega a la productora un 15 por ciento sobre esa cantidad en concepto de beneficio industrial.
El calendario de pagos a las productoras suele seguir el siguiente patrón: un 10 por ciento del monto total del contrato se paga como adelanto de producción; al comienzo de la realización del primer capítulo se aporta otro 10 por ciento y el resto se subdivide para ser pagado a 90 días tras la entrega de cada capítulo.

Normalmente, los contratos estipulan la realización de 13 capítulos y se renuevan por la misma cantidad o por el doble si la serie está bien asentada. En el caso de que tras cuatro o cinco capítulos la serie no alcance la media de la cadena, esta podrá tomar la decisión de rescindir el contrato y sólo pagará hasta lo rodado sin ninguna indemnización adicional. Por el contrario, un buen resultado de audiencia no le supone a la productora mayores ingresos a corto plazo.

En resumen, podríamos prever que la irrupción de las nuevas ofertas del cable y de la televisión digital terrestre van a provocar una ampliación del mercado, así como la posibilidad de que las productoras independientes fortalezcan sus estructuras industriales y financieras y comiencen a desligarse poco a poco de la posición de fuerza que tienen los canales en la actualidad. La saturación de la oferta de televisión es impresionante, pero parece claro que las diferentes opciones empresariales deben invertir en hacer una oferta atractiva y complementaria de las existentes. Si bien es verdad, que, hasta ahora, la estrategia de concentración vertical, creando canales propios, ha sido escasa, es necesario invertir en producción audiovisual si se quiere alcanzar cuotas en otros mercados afines, más rentables y menos arriesgados, como la telefonía fija o la transmisión de datos.

Las empresas productoras pasan por un momento importante en el que pueden desatarse de los lazos de los canales para poder incrementar sus mercados y aprovecharse de sus éxitos, aunque también deben defenderse de los "tiburones" que en todas las épocas de expansión aparecen. Como es lógico, las mejores de Hollywood, al ver cómo se erosionaban sus posiciones en un mercado altamente lucrativo, han empezado a comprar productoras y canales europeos: por ejemplo, Columbia Tri-Star ya produce series alemanas y Walt Disney está creando canales temáticos en diversos países al tiempo que invierte en librerías de dibujos animados. La entrada de capitales extranjeros, el cada vez más sólido proceso de integración europeo y la entrada en vigor del euro van a crear nuevas oportunidades de negocio para las productoras independientes al calor del desarrollo del mercado digital. Más soportes y más competencia necesitan de más productos. Los espectadores han recibido positivamente esta nueva sabia de la televisión competitiva. Canales y productoras todavía pueden hacer mejor su trabajo mirando hacia un futuro esperanzador. Solamente la miopía del dinero fresco puede estropear esta ilusión.

jueves, 27 de mayo de 2010

Breve historia de la programación española

Un fugaz repaso a la programación televisiva de los últimos diez años es más que suficiente para constatar que las series de ficción viven un momento de auge en nuestro país, sobre todo en lo referido a la comedia. Aquí no hay quien viva, 7 vidas, Los Serrano, Escenas de Matrimonio, Los Hombres de Paco, Cuestión de Sexo, Camera café, La Familia Mata o Aída…son algunos de los exponentes más claros de la querencia del público español por esta forma de entretenimiento, que copa las horas televisivas más rentables. La comedia será siempre un género agradecido para el espectador. Es fácil de digerir, ayuda a olvidad preocupaciones cotidianas y permite abordar conflictos universales desdramatizándolos y pasándolos por el túrmix de lo humorístico para poder digerirlos mejor. La risa es un ejercicio sano, necesario y el Prime Time siempre ha recurrido a ella para mejorar las vidas de los telespectadores y, de paso, hacer dinero.

Los enormes beneficios que generan estas producciones han captado el interés de televisiones, productoras, actores y guionistas, lanzados a una búsqueda enconada del gran éxito que atrape a millones de telespectadores cada semana frente al televisor. Pero esta búsqueda se hace casi a ciegas. Pocos podrían asegurar poseer un conocimiento certero de los factores que determinan que una serie triunfe entre los espectadores. De hecho, son innumerables las apuestas que, en los últimos años, se quedaron por el camino: Gominolas, Javier ya no vive solo, A Medias, Ellas y sexo débil, Con dos Tacones, London Street, Tirando a dar, La Sopa Boba, Moncloa dígame, A tortas con al vida, Paco y Veba, Divinos, Los 80, Casi perfectos…

Si es verdad, que muchos de estos éxitos están repetidos, son clónicos. Las ideas dan miedo. Resulta difícil de creer con el gran abanico de posibilidades que se puede llegar a encontrar, pero las ideas asustan, y sobre todo cuando llevan de la mano un nuevo paso hacía delante no probado antes. En el medio televisivo una idea es lo peor que uno puede tener. Inventar algo original, sobre todo si es diferente de lo que ya existe en el mercado, es peor que si la policía te encontrara en un bolsillo una bomba de relojería, o si el médico te diagnosticara una enfermedad infecciosa.

Hoy en día una idea carece de valor salvo que vaya acompañada de una importante productora, un socio capitalista o la recomendación de un miembro del partido en el poder. 

Muchas veces, en el mundo de las series españolas se confunden los conceptos inspiración, adaptación, remake y plagio. Lo que iban a ser remakes terminan siendo inspiraciones, las inspiraciones plagios y los plagios, abortos. Pepa y Pepe era Roseanne, Lex era Boston Legal filmada para el Cinexin y Ellas y el sexo débil, el Sexo en Nueva York obregónico.
Así se han dado numerosos litigios en nuestro país entorno a esta causa. En la actualidad sin ir más lejos, Sony Pictures estudia demandar a Acusados por supuesto plagio de Damages. La serie de la productora Ida y Vuelta tiene un parecido asombroso a la famosa serie americana.
Como dice Bernard Shaw: las personas sensatas se adaptan al mundo. Los insensatos pretenden que el mundo se adapte a ellos. El mundo progresa gracias a los insensatos.

Vivimos inmersos en una época de convulsión audiovisual. Las nuevas tecnologías se imponen lenta pero indefectiblemente. Internet, los programas “peer to peer”, “You Tube”, la TDT, las plataformas digitales, el “video on demand”, los ligeros dispositivos portátiles de almacenamiento de datos o de reproducción de vídeo, y la accesibilidad y abaratamiento de los sistemas de grabación y edición están cambiando la manera de transmitir y consumir televisión. Hoy, se emite un capítulo de House en un canal americano y al día siguiente cientos de miles de personas por todo el mundo lo descargan en sus ordenadores o reproductores portátiles, con subtítulos traducidos a una velocidad record por otros internautas desinteresados que se dividen el trabajo, y que colaboran así a la universalización de su serie favorita.

Sea cual sea el futuro de la industria audiovisual, es innegable que la multiplicidad de canales emisores y la mayor capacidad de transmisión y almacenamiento redundará en una mayor demanda de contenidos que permitan no sólo rellenar todo ese nuevo espacio, sino que lo hagan, además, tratando de apoderarse del público publicitariamente más atractivo, o sea el de nivel cultural y económico más alto, lo cual implica productos más pensados, más inteligentes, más adultos y complejos, también por supuesto en comedia.

La comedia es un género puramente televisivo, en gran parte por simples factores económicos. Una producción televisiva debe ser rentable, y para ello, debe vigilar sus costes. Y no resulta sencillo crear treinta, cincuenta o setenta minutos de ficción semanal con presupuestos cuatro o cinco veces menores que en el cine. Hay que rodar rápido, iluminar rápido y escribir rápido. No hay apenas dinero para exteriores, efectos especiales, ni secuencias de acción, así que no pueden ser ésas las bazas con las que se intente atrapar al espectador. Si la comedia es el género rey de la televisión es porque su éxito depende de la capacidad de entretener y hacer reír al espectador, y eso, a su vez, tiene que ver caso exclusivamente con dos factores: guión e interpretación. Da igual que la iluminación de Aquí no hay quien viva fuera plana y monótona, o que nadie se crea que la calle que vemos en Aída es realmente un exterior. Lo importante de estas comedias, y lo que las ha convertido en grandes éxitos, es que hacen reír al espectador. Y lo hacen. Las audiencias no mienten. Tve lidera la competición por el share, con una media de un 20 %, Tele 5 le sigue de cerca con tres puntos menos, Antena 3 se sitúa con un 16,8 % y por último La Sexta y Cuatro poseen un 7.4 % y un 7% respectivamente.



La guerra por las audiencias no es nueva, pero si bien en la actualidad se ha endurecido notablemente, antes (en la transición, los primeros años del PSOE) a la televisión le importaban los telespectadores y una de sus funciones era servir de enlace entre ellos y los profesionales del medio para desarrollar su creatividad. Tanto los responsables de las televisiones públicas como de las privadas se han convertido en los más castrantes ejecutores de toda iniciativa de este género, dispuestos a destruir cualquier destello de imaginación, decapitándolo sin piedad y se han transformado así en la actualidad, en meros gestores financieros vasallos de las agencias publicitarias y en los mayores censores del reino. La consecuencia es que a los profesionales que podrían hacer una buena oferta creativa se les mantiene anclados sin otra opción que la de convertirse en simples trabajadores.

El mercado lo van monopolizando unas cuantas microempresas bien situadas que producen en serie para distintas cadenas, incluso al mismo tiempo, con escasa preocupación por los telespectadores pero siempre dispuestas a doblar la cerviz entre las opiniones y criterios de quienes las contratan.
En la actualidad se vive pendiente solamente de los rating, del share y de otras palabras anglosajonas que vienen a significar que hay que ir necesariamente por la senda que marcan los magnates a costa de lo que sea.

En una televisión pública se consideraría una buena medida obtener un tiempo útil (el que se emite, no el bruto k es el k se graba) de grabación en vídeo de unos 20 o 30 minutos. Una productora privada pretenderá duplicar el tiempo útil de grabación para obtener un mayor resultado reflejado más tarde en los beneficios. 

De lunes a viernes se programa en bandas horizontales. O sea, se emiten los mismos espacios a diario y a la misma hora, perfectamente divididos por sectores de audiencia. Las series en nuestro país se distribuyen en dos franjas claras, con ideas preconcebidas para ellas, una por la tarde, cuando las cadenas se pelean por ese exquisito y fiel público que son los adolescentes y efectúan guerras de contraprogramación (este último año con casos como Dieciocho) y otra en el llamado prime time que se abre paso con el informativo de las nueve. De este último han desaparecido prácticamente las producciones cinematográficas, que han dado paso a una lucha de Sitcons cada noche en nuestras pantallas. Series combinadas con algún que otro reportaje, y aderezadas algunas horas a la semana por el Reality show de turno.

Los fines de semana se altera considerablemente la programación, se pasa a hacer esta en franjas verticales, cada día sus propios programas sin relación con los del día anterior ni con los del siguiente. Hay que tener en cuenta que tanto el sábado como el domingo hay ante la pantalla un público diverso no tan fácil de encasillas como de lunes a viernes. En resumen las series se reservan para los horarios de máxima audiencia tras la cena, entre diario y con toda la familia frente a la pantalla el televisor.

A menudo los ejecutivos de televisión, desarmados ante el reto de valorar aspectos creativos o narrativos, especulan sobre encuestas de opinión y ranking de audiencia, creyendo que unos datos numéricos bien desentrañados puedes esconder la piedra filosofal del éxito. Y, ciertamente, una buena estrategia comercial ayuda a encauzar una producción, pero no es suficiente si no va acompañada de una apuesta por los contenidos. A la hora de elegir las nuevas producciones por las que apostará una cadena, muchos de estos ejecutivos temen ver peligrar sus puestos de trabajo defendiendo un proyecto no fundamentado en patrones ya testados, y prefieren apostar por la repetición de pretéritas fórmulas exitosas en lugar de arriesgarse con ideas narrativamente más audaces, mucho más difíciles de defender ante un eventual fracaso. Mientras tanto, los guionistas, el principal capital creativo humano con capacidad para aportar alternativas serias, se mantienen atrincherados en las productoras esperando su momento de catarsis creativa. Pero las productoras no son sino proveedoras que sobreviven vistiendo sus productos según los patrones diseñados y cortados por las cadenas Así, creativos y guionistas con ganas de demostrar sus talentos deben conformarse con presentar una y otra vez proyectos convencionales que las cadenas demanda, y no necesariamente aquéllos que, según su propio criterio, podrían llegar a satisfacer las exigencias de un público cada vez más crítico.
Por otra parte, la competencia es cada vez mayor, pues nos vienen dadas de fuera cada vez con mayor velocidad e inmediatez (gracias a youtube, seriesyonkis, cinetube) comedias atrevidas que rompen la frontera entre productos televisivos y cinematográficos, tanto formal como narrativamente, productos como Mujeres desesperadas, My name is Earl, Sexo en New York, How meet your mother, o la finalizada recientemente Lost…

Se trata de productos muy cuidados, que son extremadamente difíciles (por no decir imposibles) de producir en nuestro país, debido a sus altísimos presupuestos. Para hacernos una idea, el episodio piloto de dos horas de Lost costó, aproximadamente, diez millones de dólares, el segundo cinco. También es verdad que es una de las más altas producciones de pilotos en televisión de la historia, pero equivale al coste de una serie completa como Siete Vidas en nuestro país. Los Soprano, a su vez cuentan con un presupuesto de unos dos millones por capítulo. Pero aún así, el éxito de las series norteamericanas tiene que ver, más que con el respaldo económico con el que cuenta, con el hecho de que sus creadores hayan asumido la necesidad de centrar sus esfuerzos en lo realmente importante: contar buenas historias y no dejar de sorprender al espectador. La única ventaja que tienen las series nacionales frente a las extranjeras radica en su cercanía, en la capacidad que tienen para contar historias que están en la calle. Ésta es la principal causa de que la ficción televisiva española triunfe en la programación frente a productos foráneos de mayor calidad. Esto lo representa bien Telecinco, que gana todos los combates en este frente (aunque tve está remontando en este aspecto con formatos como Pelotas), sólo ella combina de forma equilibrada las producciones españolas con las estadounidenses. En el polo opuesto está Cuatro y La Sexta que apuestan poco por el producto nacional y sacan partido de las series estadounidenses, que les han dado muy buenos resultados. Daniel Gavela, director general de cuatro a pesar de esto es ambicioso y valiente y quiere programar nuevos productos para mejorar sus índices de audiencia -anclados en el 8% y conseguir llegar al 10%- a pesar de reconocer hace escasos días en un acto celebrado en la Universidad CEU San Pablo que “una cadena que no tiene margen para el error, lo tiene difícil”.

La Sexta, se mantiene al margen de la “Gran Guerra” y libra su propia batalla. La emisora de Emilio Aragón sólo lleva cuatro años emitiendo -cumplidos el pasado 27 de marzo- y en este tiempo ha pasado de registrar unos índices del 0,2% en abril de 2006 a liderar la jornada del once de abril gracias al duelo por antonomasia del fútbol español, el FC Barcelona y el Real Madrid, que se saldó con un 50% de share para la cadena. La privada logró reunir a cerca de nueve millones de aficionados (8.800.000) durante el encuentro. Si bien es verdad que los índices medios rondan el 7%. 

La cadena privada más joven del panorama nacional este mes de mayo cuenta con el estreno de dos pesos pesados, las dos últimas temporadas de Urgencias y la novena de Padre de Familia y uno pluma, la última de The Unit, que solo está consiguiento un 3%. 

Como hemos podido ver, La Sexta y Cuatro han hecho importantes desembolsos para comprar series de éxito en EE.UU., como Prison Break o Me llamo Earl. También dispone de series de animación como Padre de Familia o Futurama.

En España, las cadenas generalistas consideraban que un programa era rentable cuando obtenía una cuota de pantalla superior al 20%. Con la llegada de Cuatro y La Sexta todo cambió (como bien anunciaba el eslogan de esta última). Ahora, con la fragmentación de audiencias, las emisoras pueden mantener productos que alcancen índices más bajos. Una de las batallas más intensas por ganarse a los espectadores se libra en el terreno de la ficción, como ya hemos visto. En este campo, la desigualdad entre las producciones españolas y las estadounidenses es notoria. Así lo evidenciaba Daniel Écija, socio fundador de Globomedia y productor de series como Los Serrano, Aída y Los hombres de Paco.

En Cuatro buscan formatos de ficción mucho más arriesgados, no costumbristas, pero sí de proximidad, nada que ver con los fracasos de Suárez y Mariscal, 7 días al desnudo o la fallida Amistades peligrosas, que según la cadena eran "simples pruebas". Con Cuenta atrá', la serie que protagonizó Dani Martín (líder del grupo por ECDL), sacaron la artillería pesada, y consiguieron ganar alguna que otra batalla. El día de su estreno logró obtener un sorprendente 19% de cuota de pantalla, pero su share medio se quedó en un 13,5%.

Y es que los datos medios de audiencia son como la prueba del algodón. No engañan. 

En el 'prime-time', House, el buque insignia de Cuatro consigue unos índices medios de audiencia del 13% (el año pasado tenía un 19.1 %), mientras Los hombres de Paco, se igualan al médico irónico. Quién iba a decir que una serie que ha conseguido llegar a picos de audiencia de casi el 30%, ahora tenga que anunciar su cierre a causa del desplome de su audiencia. 

Ya le afectaron notablemente la partida de personajes protagonistas como Hugo Silva o Adriana Ozores, pero esta temporada el desplome ha sido catastrófico. La incursión de tramas satánicas ha hecho perder fuelle a una comedia que se ha mantenido 6 temporadas en antena con las máximas audiencias y que ha sido referente en nuestras pantallas.

Antena 3 -a pesar de sus actuales malas cifras- siempre ha apostado fuerte y se ha llevado el gato al agua. Series diferentes como El Internado, que desde su aparición en pantallas ha conseguido una media de un 25% de share o Física y química le reportan muy buenos beneficios.

Telecinco tampoco se anda con chiquitas en el horario nocturno y arrasa. La cadena de Paolo Vasile es la única capaz de plantar cara a las series americanas. Pero es que además, las series extranjeras que emite, son las más rentables: CS' -en todas sus modalidades- tiene unos índices de audiencia envidiables. CSI Las Vegas -que ya va por la novena temporada- lleva la delantera a sus hermanas con cuotas del 29,1%, le siguen CSI Nueva York con un 28,4% y CSI Miami, que terminó la temporada en febrero con un 27,6% de media, eso sí, con reposiciones de capítulos anteriores. Los registros del resto de las series de Telecinco también son muy buenos: Aída que consiguió reunir casi 6 millones de espectadores la cada domingo junto al televisor la temporada pasada, ahora está de capa caida y tan solo obtiene un 16% (unos 3 millones de espectadores). Hospital Central, en su temporada número 18 también ha tenido un cambio drástico. De un share medio del 23,2% el año pasado a un 15.1% y la nueva Sit-com, “Escenas de Matrimonio” (de Miraron Mendi y José Luis Moreno)ha arrasado desde que fue emitida por primera vez. En la primera temporada ha tenido 3.889.000 de espectadores y un 23,1% de share, aunque si es verdad que ha sido sufridora de los cambios de la propia cadena para rescatar con su buena audiencia las sobremesas.

El reto de Telecinco hace escasamente un año era rescatar las sobremesas, para ello utilizaron Escenas de Matrimonio, que sufrió los cambios de horario continuos dado que no reportaba el beneficio esperado. En esa búsqueda desesperada, la cadena privada dio a luz a Salvame, el programa de corazón que actualmente lidera la primera hora de la tarde con un 18% de share, y ha conseguido así el objetivo propuesto por la cadena de Vasile que tuvo que recurrir a su colaboradora “estrella” Belén Esteban para intentar reflotar los medio días. Parece ser que la telebasura es el colchón de las bajadas empicadas de audiencia.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Collejas, médicos y una de barrio: 7 Vidas

Primera parte: 7 vidas

Hay una normativa que exige a las entidades que presten directa o indirectamente el servicio público de televisión, que deberán reservar el 50 % de su tiempo de emisión anual a la difusión de obras europeas. El 50 % de ese tiempo se dedicará, a su vez, a la emisión de obras europeas en expresión originaria española. Las comunidades autónomas, de estimarlo necesario por razones de política lingüística, podrán reservar todo o parte del porcentaje señalado a emisiones de obras en expresión originaria española distinta al castellano, para los servicios de televisión gestionados por ellas.

La única (pero nada despreciable) ventaja que tienen las series nacionales frente a las extranjeras radica en su cercanía, en la capacidad que tienen para contar historias que están en la calle. Ésta es la principal causa de que la ficción televisiva española triunfe en la programación frente a productos foráneos de mayor calidad y que cuentan con presupuestos mucho más abultados. Estos presupuestos no sólo sirven para que el resultado final sea “más bonito”, sino para poder dilatar los tiempos de preproducción y escritura de las temporadas, una asignatura todavía pendiente en España.

Aún así tenemos productos nacionales de los que sentirnos orgullosos, ficción que ha funcionado más que bien, productos que se creían éxitos han fracasado, y series por las que no se apostaba excesivamente o se han tardado en comprar han dado excelentes resultados. Nadie tiene la fórmula, al final el que decide es el público, la audiencia. Los espectadores ven en nuestras series cercanía, paralelismos con sus vidas, y esta identificación es positiva para conseguir aumentar ese porcentaje que tanto miedo da, llamado share, quizás y debido a esto, a veces los guionistas españoles pequen de costumbrismo.

Pegada a esta definición encontramos como no a la éxitosa “7 Vidas”. La ofrecía la cadena Telecinco. Su productora, Globomedia- Empezó su andadura en 1999 y no vio su último capítulo hasta 2006. Fue una serie de televisión pionera del género de la comedia de situación o sitcom en España. Durante unos años fue la serie más longeva en la historia de la televisión española pero actualmente ese honor ha pasado a ser de “Hospital Central”, de la misma cadena.



Comenzó con un corto elenco de actores: Amparo Baró (Sole), Javier Cámara (Paco), Toni Cantó (David), Blanca Portillo (Carlota) y Paz Vega (Laura). El hilo argumental que seguían los primeros capítulos era la milagrosa recuperación del personaje de Cantó tras 18 años en coma y su integración en una sociedad que desconocía por completo, pero con la marcha de los personajes originales se pasó a contar sólo con tramas independientes para cada episodio, con algunas excepciones.

Pese a no tener unos resultados de audiencia espectaculares en sus inicios, el enorme éxito de crítica y, sobre todo, la calidad de sus guiones, sirvió para que la serie permaneciera 7 años en antena, aumentando su seguimiento cada temporada.

La serie sirvió de trampolín para actores como Javier Cámara o Paz Vega, y el elenco tuvo que renovarse inevitablemente. Así, desde 2000 hasta 2005 pasaron por la serie los siguientes actores como "fijos": Gonzalo de Castro (Gonzalo), Guillermo Toledo (Ríchard), Pau Durá (Álex), Marina Gatell (Esther), Anabel Alonso (Diana), Carmen Machi (Aída), Florentino Fernández (Félix), Santi Millán (Sergio), Eva Santolaria (Vero), Santi Rodríguez (El Frutero), María Pujalte (Mónica), Leandro Rivera 1(Pablo), Cristina Peña (Irene) y Yolanda Ramos (Charo).

Además, a partir de "7 vidas" se ha creado un spin-off : Aída, protagonizada por Carmen Machi y que se ha saldado con un notable índice de audiencia. Recientemente se ha estrenado la versión italiana: 7 Vite.
Algunos de los guionistas de "7 vidas" han sido Antonio Sánchez, David Bermejo, David Sánchez, Esther Morales, Jordi Terradas, Enrique P. Barberà, Manel Nofuentes, Mario Montero, Marta Sánchez, Natxo López, Oriol Capel, Roberto Jiménez, Sonia Pastor, Ángel Martín , Raúl Díaz, Nando Abad, Julián Sastre, Francisco Arnal, Jorge Anes, Almudena Ocaña, Lele Morales, Alberto López y Daniel Monedero.

El 12 de marzo de 2006 se celebró el capítulo número 200 después de 10 temporadas en antena con una emisión especial en directo en la que participó el elenco original junto con el de la última temporada, y que consiguió congregar a cinco millones de personas frente al televisor. Esta serie llegó al final el 16 de abril, tras 204 capítulos y de una manera bastante inesperada para el público, tras el éxito del capítulo especial emitido en directo. El “Casi k no” cerró sus puertas. La serie se acabó, después del lógico desgaste producido por el paso del tiempo y también debido a que cada vez más actores "fijos" dejaron claro en algunas entrevistas que preferían volver al teatro.

“7 vidas" ha definido su sello particular con la calidad de sus guiones, que no dejan de ser ágiles, divertidos y con constantes guiños a la actualidad, con la magnífica interpretación de su elenco de actores, y con la colaboración de más de 100 personalidades del mundo de la comunicación, la cultura, la política y el deporte.

Desde sus comienzos, Globomedia se ha caracterizado por el esmerado trato que dispensa a sus series, producciones que prefiere concluir una vez cumplido su ciclo vital antes que prolongarlas indefinidamente. El cierre de "7 vidas" tiene dos precedentes en "Médico de familia" y "Periodistas", ambas emitidas en Telecinco y también finalizadas cuando contaban con el respaldo de la audiencia.

Diálogos ágiles, rápidos y repletos de ironías y malentendidos, gestos y frases que hacen únicos a los personajes, como las famosas collejas de Sole, o cualquiera de las frases chabacanas de Aída. Guiones que tardaban incluso hasta un mes en tener el visto bueno, tras hasta cuatro correcciones. En resumen, talento, risas y trabajo para una de las mayores series de producción propia.

Veamos una trama bastante famosa de la serie, en la que se nos demuestra una forma de hacer comedia que consiste en hacer al público cómplice del error de un personaje, y de cómo sus planes van a ser desmontados inmediatamente. Así, la comedia será mayor, y cada frase que diga podrá tener una interpretación mucho más rica.


PARTE DE GUIÓN DEL CAPÍTULO 178. Trama en la que Sergio enseña informática a Sole. En un descuido, Sergio estropea el ordenador tirándole una cerveza, y le dice a Sole que ha sido culpa de ella por “haber pulsado el enter al arrancar, con lo que ha desfragmentado todo el condensador de fluzo”. En la escena, vemos la llegada de un técnico informático que viene a reparar el ordenador.


178.13. CASA SOLE. INT.DÍA
SOLE dobla la colada. Llaman. SOLE abre. Es un INFORMÁTICO con pinta de tal.
SOLE
Hola. El reparador de computadoras, ¿no?
INFORMÁTICO
¿Computadoras? Bueno, otra que le han regalado un ordenador con el plan de pensiones. En fin, que tengo pisa, vamos al grano. Enséñeme su CPU.
SOLE
(Coña) Uy, eso se lo dirá a todas…(Ríe sola) Eh…bien, mi problema es que ayer pulsé el enter mientras lo arrancaba, y claro, desfragmenté todo el condensador de fluzo.
INFORMÁTICO
¿Cómo? (Ríe) ¿Pero qué tontería es ésa?
SOLE
Sí, ya sé que fue una tontería, pero fue sin querer. En fin, quería saber si lo puede arreglar, o el fluzo se ha desfragmentado ya sin remedio.
INFORMÁTICO
Uy…¿sabe lo que pasa? Es que me he dejado en el almacén el uranio empobrecido, no sé si voy a tener protones suficientes para arreglar esto.
SOLE
Oiga, a ver si se cree que por ser mayor que usted voy a ser tonta, ¿eh?. No empiece con que si no tiene las piezas, y que si hay que pedirlas a Alemania.
INFORMÁTICO
Que no, señora, que eso del fluzo es de una peli, le han tomado el pelo. (Saca disquetera, la huele) O a alguien se le ha caído una cerveza o su ordenador se ha ido de cañas. Buf, le va a salir mejor comprarse uno nuevo.
SOLE
¿Qué? (hila) ¡Será mamonazo!
INFORMÁTICO
Oiga, que yo no pongo los precios. Y un respeto, ¿eh? , que yo no soy un don nadie, que aquí donde me ve soy subcampeón nacional del Resident Evil.
SOLE
No, perdone, no hablaba de usted. Me refiero a un mamarracho melenudo que me ha tomado por idiota (Sergio) y me ha hecho tirar a la basura 300 euros.
INFORMÁTICO
370, señora. (Le mira) Son 20 de mano de obra y 50 de desplazamiento.
SOLE
¿Cincuenta de desplazamiento? Pues ya que se ha desplazado me podría mirar la caldera o algo.
INFORMÁTICO
Pues no.


Esta serie no se fue dejando a sus espectadores con la boca abierta y la noche de los domingos sin nada que ver en Telecinco. Globomedia y la propia cadena estuvieron listos, crearon Aída que se ha convertido en una de las series más exitosas de la televisión actual. Se estrenó el 16 de enero de 2005.


martes, 25 de mayo de 2010

Collejas, médicos y una de barrio:Aída

7 Vidas no se fue dejando a sus espectadores con la boca abierta y la noche de los domingos sin nada que ver en Telecinco. Globomedia y la propia cadena estuvieron listos, crearon Aída que se ha convertido en una de las series más exitosas de la televisión actual. Se estrenó el 16 de enero de 2005.

Protagonizada por Carmen Machi, surgió como un spin-off de la serie Siete Vidas, en la que Aída era una "chacha" que trabajaba para Sole (Amparo Baró) y que después empezó a trabajar también en el Kasi ké no, el bar de Gonzalo (Gonzalo de Castro). La serie comienza cuando el padre de Aída muere dejándole la casa familiar, a la que Aída decide regresar con sus dos hijos a cuestas; desatando así un sinfín de enredos cómicos que se desarrollan entre reencuentros casuales con antiguos vecinos y amigos, bromas sin sentido, etc. Sin embargo, durante la sexta temporada de la serie, Carmen Machi la abandona y entra Miren Ibarguren, interpretando el papel de Soraya, la hija mayor de Aída, que se va a vivir con toda la familia, haciéndose cargo de ella.





Alguno de los guionistas más habituales de la serie son Antonio Sánchez, Oriol Capel, Raúl Díaz, María Miranda, Nando Abad, Jordi Terradas, Sonia Pastor, Paula L. Cuervo, Julián Sastre, Roberto Jiménez, Juan R. Ruiz de Somavía, Francisco Arnal, Lele Morales, Daniel Monedero y Jorge Anes.

Desde su estreno, Aída se ha situado entre los espacios con mayor audiencia de la cadena, siendo la serie televisiva más vista en España desde el año 2007.1

Además del respaldo de la audiencia, la serie ha recibido también múltiples premios, entre los que destacan el Ondas a la Mejor serie española; así como reconocimientos a sus actores como el TP de Oro, el Fotogramas de Plata y los Premios de la Unión de Actores.

Como novedad y tras cuatro años de líder en la noche de los domingos, Telecinco decide, tras unos reajustes de programación, que la serie se traslade al prime time del martes, en sustitución de Gran Hermano, entre el 13 de enero y el 24 de febrero de 20092 para volver a su antigua ubicación en el prime time de los domingos a partir del 1 de marzo.3

La actriz Carmen Machi, que daba vida a Aída, se despidió de la serie en el capítulo titulado "La familia mata" emitido el 13 de enero de 2009 correspondiente a la sexta temporada, siendo el primero del elenco de personajes fijos que abandona la serie.

Con motivo de la emisión del capítulo 100, la productora de la serie, Globomedia, ha preparó un capítulo especial con tres números musicales en el que participaron todos los actores, como ya se hizo anteriormente en 7 Vidas.

El barrio donde está ambientada la serie, Esperanza sur, es ficticio, pero las imágenes mostradas en la cabecera pertenecen a los distritos madrileños de Carabanchel y su distrito vecino Usera. El de Carabanchel siempre ha sido conocido por ser un distrito de mayoría obrera izquierdista, de familias con salarios humildes, mucha vida de barrio, y cierta delincuencia barriobajera. Es por ello que los productores vieron allí un marco visual idóneo para la ambientación de la serie. Sin embargo los cambios de escena que ocurren durante la emisión del episodio pertenecen a Hortaleza.
     La canción que acompaña a la cabecera fue compuesta e interpretada por la cantante Española Bebe, titulada “Que nadie me levante la voz”, en exclusiva para la serie.

Con la marcha de Aída, los guionistas y productores han tenido que remodelar ciertos contenidos, como la cabecera que llevaba sin modificarse desde los primeros episodios, cuando entró Eduardo Casanova al elenco de actores jóvenes. Se ha añadido en los créditos a Miren Ibarguren y se ha sacado a Carmen Machi, que abandonó la serie a mitad de la temporada, además, se han actualizado las fotos de David Castillo, Ana María Polvorosa, Eduardo Casanova y Marisol Ayuso que ha experimentado un gran cambio físico desde el inicio de la serie.

Además, para poder continuar enlazando el nombre original de la serie tras el abandono de la protagonista, le pusieron Aidita a la hija de Soraya (el nuevo personaje de la serie) y nieta de Aída.

En la actualidad no se suelen hacer series basadas en un único personaje principal y que todo giro entorno a ellos por cosas como esta. Se depende exclusivamente de las decisiones del actor y se le da una influencia excesiva y un poder que a veces puede hacer peligrar la comedia. Globomedia y los guionistas de la serie han tapado el hueco con cierta maestría, el problema es que ese hueco surga ahora en las audiencias, lo cuál si pasa será imposible ocultar.

Aquí la media de las audiencias por cada temporada en millones de espectadores y porcentaje de share.

Temporada      Capítulos      Espectadores    Share
                                        
 Primera             1-13           5.775.000          31,2%

 Segunda           14-27          5.334.000          29,8%

 Tercera            28-41          3.908.000          27,6%

 Cuarta              42-57          5.079.000          27,7%

 Quinta               58-83          5.700.000         30,7%

 Sexta             84-110          4.282.000         22.3%

 Séptima             111…         3.379.000         18.4%







lunes, 24 de mayo de 2010

Collejas, médicos y una de barrio: Hospital Central

“7 vidas” le pasó el legado de serie de televisión más longeva a “Hospital Central”. Con la 14ª temporada esta última superó a la primera, que mantenía el récord con 204 capítulos hasta 2007. Producida por Videomedia para la cadena española Telecinco que se estrenó el 30 de abril de 2000. Actualmente continúa su andadura manteniendo buenos datos de audiencia . De carácter dramático, su argumento gira en torno a las vidas personales y profesionales de los trabajadores del ficticio Hospital Central de Madrid. En la actualidad se emite su decimoséptima temporada, los martes en prime time. Su récord de audiencia es de 6.527.000 espectadores (35,3% de share).3

El reparto inicial estaba encabezado por María Casal (Elisa) y Sergi Mateu (Santiago) y lo completaban Jordi Rebellón (Vilches), Rosa Mariscal (Andrea), Antonio Zabálburu (Javier), Fátima Baeza, Jesús Cabrero (Mario), Reyes Moleres (Diana), Diana Lázaro (Leonor), Lola Casamayor (Cecilia), Chusa Barbero (Susana), Marisol Rolandi, Ángel Pardo (Rusti) y Ángel Rouco (Diego). Este elenco se mantendría sin prácticamente cambios hasta la tercera etapa, en la que se incorporaban Amaia Lizarralde (Cristina) y Paulina Gálvez (Ana).

En la cuarta etapa (estrenada el 22 de septiembre de 2002) se incorporan varios personajes de largo recorrido de la serie como son los interpretados por Diana Palazón (Laura), Armando del Río (Fran), Alicia Bogo (Eva), Nacho Fresneda (Aimé) y Lluís Marco (Dávila), mientras que en la quinta colaboran Fernando Guillén (Prada), Enrique Alcides (Raúl) y Pepa Roldán (Queca). En la sexta etapa se producen las primeras bajas importantes de la serie: Sergi Mateu (Santiago) y Rosa Mariscal (Andrea), cuyo personaje se supliría con el fichaje de Alicia Borrachero (Cruz), incorporación de esta temporada junto a Roberto Drago (Héctor).

La séptima, estrenada el 20 de abril de 2004 cuenta con la colaboración de Leticia Dolera (Miriam), mientras que la octava, iniciada el 7 de septiembre de 2004 y última de María Casal, supone un punto de inflexión en la serie con la incorporación de Patricia Vico (Maca) en el papel de una pediatra lesbiana y el aumento del protagonismo del personaje de Fátima Baeza, la enfermera Esther, hasta entonces heterosexual y de la que se enamora. Esta ha sido una de las tramas más aplaudidas y premiadas de la serie.

En marzo de 2007, a punto de comenzar con la decimotercera temporada (el 12 de abril), última de Diana Palazón y Alicia Borrachero, la serie recibió su primer TP de Oro a la mejor serie española, galardón al que ya había estado nominada anteriormente y por el que competía en esta ocasión con “Aída” y “Cuéntame cómo pasó”. El año anterior se había hecho con el Premio Ondas a la mejor serie española. En 2008 fue de nuevo finalista al TP, aunque el premio fue para la serie “El Internado”.

El 7 de noviembre de 2007, dentro de su decimocuarta temporada, la serie celebraba sus 200 episodios emitiendo un especial en el que participaron algunos de los actores que formaron parte del reparto y abandonaron la serie y que consiguió el liderazgo de audiencia en el prime time. Poco después se anunciaba la marcha del actor Jordi Rebellón, que interpretaba desde el inicio de la producción a uno de sus personajes más emblemáticos, el doctor Vilches. Esta se produjo en el último episodio de la decimocuarta temporada, emitido el 12 de diciembre de 2007. En enero de 2008 comenzaba el rodaje de la decimoquinta temporada, con las incorporaciones al reparto de los actores Pedro Casablanca, Juana Acosta y David Andrade15 y las colaboraciones de María Barranco, Fran Perea y María Vázquez . Se confirmó también el cameo de Ana Obregón en varios episodios de la nueva entrega, cuya emisión daría comienzo el 23 de abril de 2008 y concluiría el 30 de julio del mismo año.

El 3 de septiembre de 2008 Telecinco comenzó a emitir la 16ª temporada, que se pudo ver los miércoles a excepción del último capítulo, programado el domingo 18 de enero de 2009, después de haberlo anunciado previamente para otras dos fechas distintas. En esta etapa se incorpora al reparto Pablo Carbonell, mientras que Luis Castro se convierte en fijo en el papel de Guillermo Vilches.
    La despedida de este en la temporada siguiente y su etapa de cáncer fueron uno de los momentos de oro para la serie, que llegó a conseguir casi seis millones de espectadores y un 30% de share aproximadamente.

Actualmente se emite su 18ª temporada, y a pesar de ello los guionistas siguen sorprendiendo. Tras la dirección de un capítulo por la cineasta Gracia Querejeta, han conseguido dejar a todos boquiabiertos con el regreso del popular Vilches y el importante cameo de Concha Velasco, sin olvidar además la incorporación indefinida en las urgencias más concurridas de la tele, del modelo y actor Rafael Amaya.






La audiencia máxima se dio el 15 de Noviembre de 2006 con 5.606.000 espectadores, y un 34% de share. El capítulo llevaba por nombre “Todo y nada”. En la actualidad la situación es diferente, a pesar de seguir haciendo buenas audiencias, y más teniendo en cuenta la fragmentación de la que hablábamos antes con la llegada de Cuatro y La Sexta, el share de la serie en la última emisión ha bajado al 14,9% con unos 2.743.000 espectadores. El capítulo con el que esto ocurría se titulaba “Manos arriba”. Precisamente así deben de estar los guionistas de la serie y su productora, asaltados por el miedo.


TODO O NADA: