martes, 18 de mayo de 2010

Convulsión en los medios

Tras la aprobación el pasado verano del plan de financiación del grupo audiovisual estatal, el 1 de enero de 2010 se puso en marcha una nueva televisión española. No se puede obviar que esta modificación legal largamente reclamada por las cadenas privadas, que denunciaban la competencia desleal de una TVE con doble financiación público- privada, ha cambiado sin ninguna duda el panorama actual, dejando una televisión exenta de publicidad que ya en los primeros meses de este año consiguió obtener la mejor cuota de audiencia desde 2006.

La ausencia de publicidad ha permitido al grupo estatal liderar el juego de las audiencias tres meses consecutivos. Con un 18,6% de telespectadores, La 1 de TVE aventajó en 3,8 puntos a su inmediato rival, Telecinco, y en casi 6 puntos a Antena 3, una distancia que no alcanzaba desde 2002. Como explica Javier Montalvo para Expansion.com "estos datos serían casi una anécdota para el mercado audiovisual en enero de cualquier año, pero no en el de 2010, donde la incursión de la TDT está llevando al sector a una situación más que complicada para muchos".

La amplitud de la oferta, la presencia de las nuevas tecnologías como internet –que ahora más que nunca se cierne como una gran amenaza sobre el medio televisivo- y la propia crisis, hace que las cadenas estén tendiendo aún más a la concentración para asegurarse un trozo más grande del pastel a repartir. Es el caso de Telecinco, que llevó a cabo la compra de Cuatro para duplicar su número de canales, y de Antena 3 que se ha lanzado a la gestión de publicidad de terceros. “Las dos cadenas, inicialmente reacias, abrazan ahora sin tapujos las posibilidades que ofrece la TDT de pago, visto el enorme agujero que la caída de la inversión publicitaria está provocando en sus cuentas... y en las expectativas de sus accionistas” continúa asegurando.
Esta reducción quizás les haya hecho plantearse que la lucha por una televisión estatal sin publicidad no les ha salido del todo bien, puesto que a pesar de que las previsiones en un primer momento se cumplieron, y aumentaron su facturación con la subida de precios (misma oferta, menos demanda con lo que han llegado a aumentar las cotizaciones de los anuncios un 20%), la tendencia a la reducción del share repercute en las empresas que deciden colocar su publicidad en entornos más baratos, emergentes –en cuanto a su sector se refiere- y con más posibilidades como Internet. Y es que la audiencia desperdiciada para ellos con esta nueva ley les hace no llegar a una gran parte del público y plantearse una mejor inversión en otros medios.

Pero no todo está perdido para los entes privados pues seguro que los comerciales tendrán que replantearse la situación. El enfriamiento de la novedad tenderá a una normalización de la audiencia que acabará siendo beneficiosa para ambas partes,. No lo será tanto, en cambio, para una televisión pública que no acaba de encontrar su sitio, puesto que menos publicidad no ha significado en ningún momento mayor garantía de calidad y servicio público.Por desgracia.